miércoles, marzo 04, 2009

Sorpresa – Poesía

Llegó la tarde sorpresiva,
pues nadie la esperaba.

Muchos se encontraban de pie
hablando de estas y otras cosas
ya que nada, parecía,
estar pasando en ningún en lado,
otros, atendían silenciosos
al empalagador sonido de un viejo saxofón
que en escalas menores
rememoraba tiempos mejores.

Las flores maravilladas
ante tanta gloria y abundancia
se mantenían abiertas
dispuestas y coquetas
plenas de colores y audacias
¿querrán brillar aún más que las estrellas
que ordenadas y prolijas
en ese momento aparecían?

Un picaflor liba el polen de una dama,
de entre sus florecidos pechos
roba néctar de esperanza,
los deposita fértil en su alma
donde espera el momento oportuno
y se ofrece en una danza
a quien será la que le corresponda
para procrear y mantener su raza.

Si él es apto, ella acepta.

La pava humea un largo chorro de vapor mientras silba
hace un rato que pasa
y nadie mueve un maldito dedo.
Hasta los jilgueros, aún pensando en el suicidio,
no se alborotan dentro de su escueta libertad.
Dónde están los que se encargan?
Dónde, los que están, se encargan?

Llegó la tarde sorpresiva,
pues nadie la esperaba.

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