sábado, octubre 18, 2008

Tarde de Domingo -- Poesía

Repican las campanas de la vieja iglesia
es el abad llamando a misa de las siete
desde el campanario las palomas vuelan
hacia el cielo eterno, puro y celeste.

Desde los cuatro puntos cardinales
llegan los feligreses expectantes,
Dios siempre cura al escuchar los males
de los que se entregan a su fe y arte.

Llevan en sus mentes el peso del pecado
advirtiendo a todos lo sensual que es el Diablo
pronto el abad orará y purgará sus penas
trayendo del reino de Dios, la paz a la tierra.

Alabado sea Dios que nos libra de condenas
que nos limpia de maldad y de tanta miseria
que nos guía y nos perdona de las tentaciones
y juzga con simil vara cada una de nuestras acciones.

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