sábado, octubre 04, 2008

Ausencias -- Poesía

Aún suenan tus palabras en el ambiente
aunque sean solo un eco del pasado que se fue
aunque el silencio me aprete el alma
y me pregunte constantemente por qué
te han arrancado de mi lado.

Cuando cierro los ojos aún te siento
riendo por los pasillos de la casa
con tus pequeños pies recorriéndola
y tu constante curiosidad
ante el mundo que te rodeaba.

En las noches largas y solitarias
en mi afán de encontrarte, te ideo
delicada, pura, única como eras
sobresalías entre la muchedumbre
brillando con tu luz propia.

Me culpa el recuerdo por aquella noche
por quedarme hasta tarde en la fábrica
y al volver a casa encontrar la puerta rota
los muebles desordenados y todos los papeles
tirados en todos lados, incluyendo nuestras cartas
muertas en el suelo como frágil hojarrasca .

Aún siento el miedo, la impotencia, el odio,
las manos temblando sin poder hacer nada
la furia contenida, las lágrimas en los ojos
el incierto del qué habían estando buscando
el dolor de ni saber donde estabas.

El corazón se me había hecho un nudo
tenía el alma rota y el pensamiento nulo
Donde estabas? Quién nos había hecho esto?
Qué buscaban esos, que entraron a la fuerza
violando el suelo sagrado de nuestro hogar
de nuestro pasado e intimidad?

Cuando entró Violeta, la vecina,
traía lágrimas en los ojos y me contó
que fueron hombres del ejército
que entraron como si nada
y al rato salieron con vos,
apuntada por muchas armas.

Te fui a buscar al regimiento aquí cercano
el guardia de la puerta no me quiso decir nada
me amenazó con su rifle, quería llenarme de balas,
me tuvieron que alejar un par de ellos
y me golpearon hasta dejarme en el suelo.

Quedó mi sangre en el pavimento
mi ilusión quedó diezmada
fui al hospital, a la comisaría
di vuelta la ciudad entera
y de vos, nadie decía nada.

Desde aquel día hasta hoy
que te espero en la sala
siempre con té caliente en una taza
y un montón de esperanzas
que me mantienen vivo.

Sobre el por qué de lo sucedido,
nunca tuve información ni respuesta
se hicieron todos los desentendidos
no sé si estás viva o muerta,
donde enterraron tu cuerpo
donde fueron a dar mis sueños.

Te espero en vano, siempre te espero
mi corazón que te espera
cada día un poco más, muere
la poca esperanza que tengo
trata de recomponerme
mientras pega los pedazos
de mi alma que te llora
hecha jirones, ultrajada.

Espero porque creo, porque ruego
que en algún momento aparezcas
y que todo esto no haya sido más
que un horrible y espantoso sueño
y que no estamos sujetos
a los caprichos de unos pocos
que sin explicación, ni ley que los ampare
puedan arrebatarnos todo aquello
que necesitamos, amamos y protegemos.

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