lunes, mayo 12, 2008

El viejo y las uvas -- Fragmento

Quiénes son para juzgar? Qué se creen que son? Se miraron al espejo? Pedazos de carne molida son, nada tienen corriendo por las venas más que su propia mierda! Zurruscos! En la época de la segunda guerra venían como ratas huyendo de vuestro continente apestado de violencia, enfermedades y hambruna... Y ahora? Ahora piden a vuestros propios nietos, tantas cosas que ni el presidente podría viajar! Les recuerdo soretes racistas infrahumanos, que su mundo no es el primero, su mundo será el último, el último que pisen los pies de este buen hombre! Y yo tan orgulloso que andaba de mi abuelo que se rompió el orto trabajando con sus ovejas en los Pirineos y corrido por la desesperanza del poder en los hombres débiles, éste tuvo que huir de España con una mano atrás y otra adelante. Y el granero del mundo lo recibió y no le pidió nada, ni siquiera le pidió honestidad, buena fe o ganas de trabajar, e igualmente lo recibió con kilómetros y kilómetros de campo, con millones de hojas en blanco para que él mismo escriba su historia, y ahora... hijos de puta! Xenófobos! Nos piden que llevemos dinero para mostrarles que no somos pobres y que no queremos su inmunda plata, les recuerdo que toda es plata todo ese oro, nos lo robaron a nosotros y ahora la utilizan para mantener alejados de ustedes a los pobres del mundo, sin aceptar que fueron ustedes quienes empobrecieron a la mitad del planeta con su avaricia desmedida!! Imperialistas! Asesinos! Mentirosos!! Nos obligan a pedirles permiso para entrar en su asqueroso continente construido gracias a las mayores inmundicias de los seres humanos. Igual a esos imberbes de América del Norte, apretaron los cuellos de los débiles e indefensos y escribieron así la historia del mundo! Usando de tinta la sangre de los buenos, de los confiados, de los que se entregaron a ustedes porque ustedes hablaban de un mundo mejor y cuando pudieron lograrlo, usaron la espada, la pechera y el caso de acero, y a sus falsas promesas desinflaron con la punta de sus lanzas en los esternónes de los crédulos inocentes. Se robaron nuestro oro, nuestra madera, nuestra plata, además de nuestras tierras, violaronn nuestras mujeres y mataron a nuestros niños esclavizándolos de pequeños cultural y espiritualmente. Para qué? Para qué lo hicieron? Crueles, desalmados, soretes mal cagados, hijos de mil putas! Saben lo que sufre nuestra gente, el hambre que se encuentra en todos lados? Su imperio se basó en empobrecernos con el único fin de enriquecerse. Y nosotros? Nosotros qué? No somos seres humanos? Por qué somos Latinos o Africanos? Nos tomaron como esclavos a la fuerza, por la pólvora y el hierro, y así, al día de hoy aún nos rotulan y nos creen como eso, sus sirvientes, sus esclavos. Sepan señores que el mundo era un lugar para que vivamos todos, y ustedes los dividieron y dividen tanto y de tal manera que ahora ni ustedes mismos se soportan, y se miran de reojo, y cada vez tienen menos niños porque ni tocarse ya pueden. Saben por qué? Pues porque se tienen asco, saben que su sangre cancerosa ha contaminado todo, desde el cuerpo de los seres hasta los espíritus de cada alma. De todo hicieron un negocio en el cual ganaban solo ustedes, sabiendo que la ganancia debería ser quitativa y bien repartida, pero no bien para su propio bien, si no para el de todos y estar mejor, y que tenga cada cual al menos lo mínimo indispensable para poder lograr una vida digna, y nunca menos de eso, como sucede en cada lado donde su presencia brilla... pero no, se porfiaron e hicieron mierda todo. Perros, malditos canes rabiosos! Desesperados por poder, zurruscos de la natruraleza! Sepan que no pondré un pie en vuestra tierra hasta que cambien esa maldita idea que tienen de creerse superiores a esas personas que torturaron y maltrataron tanto, que ahora son vergonzantes de su suelo y su cultura y sus creencias, y van hacia a ustedes con la cola entre las piernas, con tal de lograr una vida digna. Sepan que esa dignidad de la que tanto se pavonean, es la que ustedes nos robaron... tal vez sea hora que empiecen a devolverla.

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